martes, 19 de febrero de 2013

Para no lamentarse

Llegará el momento en nuestras vidas en que tengamos que decirle adiós a un ser querido, fácil es decir: hay que ser fuertes, hay que resignarse, Dios sabe lo que hace o darle ánimo a esa persona de nuestra familia que se siente mas dolida. Pero ¿de dónde viene esa fuerza? es un tipo de fortaleza que no la da el asistir diario a un gimnasio o tomar vitaminas para lograr ser fuerte en esos momentos difíciles.

Filipenses 4:13 nos dice que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece, esas palabras de Pablo que parecen sacadas de la manga de la camisa, esto es así porque la raza humana tiene la pésima costumbre de agarrar de todo solo lo que en el momento es mas conveniente, convirtiendo así la sagrada Escritura en un simple pretexto para poder defendernos en momento de angustia, no así para hacerla nuestra y creer en el corazón que lo que ahí está escrito es la verdadera Palabra de Dios.

En la medida que creamos en nuestro corazón que lo que está escrito en La Biblia es la real y verdadera Palabra de Dios, llegará a nosotros esa fortaleza, llegará esa fe que necesitamos y que urge ponerla en práctica para poder esperar con paciencia esas bellas promesas que Dios tiene para nosotros.

Nuestros seres queridos al momento de partir quedan en nuestra mente y en nuestro corazón, solo queda agradecer a Dios por los momentos bellos que nos permitió disfrutar juntos. Lo que duele en el alma y no tiene vuelta atrás es saber que no se les pudo hablar del evangelio, hablar de ese reino precioso en el cual nos gozaremos todos aquellos que tengamos al  Espíritu Santo de Dios en nuestros corazones, fruto de aceptar a Cristo como nuestro único y suficiente salvador vamos a vivir.

Duele saber que no podremos compartir con nuestros seres amados, la gloria que Dios tiene preparada para nosotros, pues ya nada se puede hacer para remediar tremenda falta; pero si ya vivimos ese dolor, nos debe quedar de experiencia, así hablarles de Cristo a esas personas que aun tenemos la dicha de tenerlas entre nosotros.

Si seguimos a cabalidad la Palabra de Dios nos dice el evangelio de Mateo en el capitulo 22 y versículo 39 que debemos amar a nuestro prójimo y nuestro prójimo no es solo aquella persona que me cae bien o la que me hace favores, mi prójimo eres tú, tu prójimo soy yo, somos todos. Así que a llevar el mensaje de salvación a todo aquel que lo necesita para no lamentarnos mas tarde. Dios los bendiga.

P.D.: Te extraño papá!!! 

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