Todos aquellos a los que en alguna vez hemos sentido que le hemos fallado a Dios, hemos experimentado una sensación de culpa en nuestro interior. Si nosotros hemos confesado a Cristo como nuestro único y suficiente salvador personal, tenemos en nuestro corazón a Su Espíritu Santo y es Él quien nos indica todo aquello que sabemos de antemano que no agrada a nuestro Padre.
¿Cómo podemos hacer para dejar de sentir esa sensación de "culpabilidad"? simple. Debemos en primer lugar confesar a Dios nuestras culpas, Él en su infinita misericordia nos otorgará el tan deseado perdón, sólo hay un requisito a cumplir. Al confesar a Dios nuestras culpas, debemos hacerlo de una manera sincera y de todo corazón, no esperando obtener el perdón para luego seguir cometiendo las mis acciones, sino para tener un propósito de enmienda.
Luego de haber confesado nuestras culpas de todo corazón pues debemos mostrar esos frutos dignos de arrepentimiento, que no es mas que el evitar volver a cometer esas acciones que a Dios no le agradan. No es necesario hacer sacrificios, lo que a Dios le agrada es tener un corazón puro y humillado para adorarle.
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